A los 2 días tenía que regresar, el esposo le pidió perdón y suplicó que regresara a su casa, y a la fecha viven juntos. A los dos meses me escribió un mail muy formal donde veladamente me decía que lo pasado fue muy lindo y que quedara así, pues solo fue pura atracción y los dos debíamos seguir con nuestras propias vidas, y que por el bien de todos, todo quedara entre los dos.
Fue una hermosa, experiencia, dudo, porque la conozco que se vuelva a repetir.
Aquella tarde tenía un plan perfectamente ideado. Llamaría a su casa con el pretexto de dejarle unos juegos de ordenador a su hija. La semana pasada se los había prometido, pero mi timidez no me había dejado dar el paso que esta tarde estaba dispuesto a dar. Marqué su número de teléfono y tras unos segundos que me parecieron eternos, su voz, ajena a lo que se cocía en mis entrañas, contestó.
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