De rodillas, puse mi polla sobre ella, y empujaba para que mis huevos rozaran su clítoris. La cogió y la frotaba en su vientre para después comenzar a pajearme. El movimiento de su mano hacía que el roce con su clítoris aumentara. Elevaba sus caderas de placer hasta que cayó sobre la cama.
- No puedo más, fóllame mi vida.
Coloqué mi capullo en la entrada y empujé un poco, estaba tan lubricada que no me costó entrar hasta la mitad.
- ¿La quieres toda?. - Sí, toda para mí, métemela toda.
Dio un breve quejido y se mordió un brazo.
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